


Por la tarde, una vez liberados de obligaciones turístico-culturales, nos
ocupamos de las turístico-borreguiles y nos fuimos de compras :) Empezamos
con el bazar de las especias, donde ya comencé a apreciar lo bien que se
desenvuelve Blanca en el mundo del regateo. Pero no pude imaginar ni por
un instante que me hallaba ante una diosa, una musa, una profesional del
comercio fullero como pocas. ¡Qué pico! ¡Qué facilidad! ¡Qué forma de
camelarse a los vendedores! Yo no abrí el pico, sólo pude disfrutar del
espectáculo con admiración y orgullo. Ole y olé.
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