

Último día de visitas. El objetivo final era gastarnos las pocas liras que
nos quedaban en el bolsillo (y algunas más que tuvimos que sacar).
Empezamos visitando los dos monumentos que nos habíamos dejado en el
tintero y que teníamos ganas de ver: La Yerevatan Sarayi (una
cisterna-depósito de agua bizantino subterraneo impresionante) y la
Iglesia de San Salvador en Chora, con los mosaicos mas bonitos que
he visto jamás. Tras esta sobredosis bizantina fuimos a jugarnos las
pestañas en las mezquitas más fundamentalistas de la ciudad, pero es que
Apolonio se empeñó en ir a rezar un rato...
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